Esta casa fue diseñada por un artista local en la década de los 50 para su familia. Por aquel entonces la zona era tan solo un suburbio en las afueras de Barcelona con viviendas unifamiliares. A día de hoy, la zona ya forma parte consolidada de la ciudad. Los nuevos propietarios, que buscaban la posibilidad de vivir en la ciudad en un barrio bastante tranquilo con inmejorables vistas hacia el Mediterráneo, decidieron contratar a ZEST para asumir la tarea de hacer una rehabilitación completa y transformar esta casa para la vida familiar del siglo XXI.
El desafío era mantener algo del encanto original de la casa, que tenía algunas características muy especiales y era muy rica en los detalles, pero adaptándola a las necesidades y al gusto de los nuevos dueños. La casa necesitaba una rehabilitación general y que se reemplazaran por completo las instalaciones de fontanería y electricidad.
ZEST decidió apuntar alto (clasificación A en la etiqueta de consumo de energía) con el aislamiento completo de la fachada utilizando un sistema de aislamiento térmico exterior (SATE), con un acabado en gris oscuro. La fachada de la planta baja, que tenía un acabado original de piedra local, se aisló por el interior. Tanto la cubierta como la planta baja también se aislaron térmicamente.
La calefacción funciona mediante un sistema de geotermia de pozos verticales. En la planta baja y en los baños se utiliza suelo radiante y en las plantas superiores se reutilizan los antiguos radiadores de hierro fundido existentes en la casa. Todas las ventanas se substituyen por unas nuevas de roble macizo, con doble acristalamiento de alto rendimiento y con protección solar exterior. Entre los planes de futuro de los propietarios, se encuentra añadir una instalación fotovoltaica en la cubierta perfectamente inclinada, una vez que la normativa y el sistema tributario españoles lo conviertan en una opción viable.
En el interior las instalaciones de fontanería y electricidad fueron reemplazados por sistemas de alta calidad. La casa se controla mediante un sistema de domótica de GIRA, para facilitar la gestión de la calefacción, iluminación, alarma y protección solar. Había una zona donde era imposible substituir el antiguo cableado y que se alimentaba desde el exterior: el increíble hall de entrada, una obra original realizada por el primer propietario y diseñador de la casa. Este espacio cuenta con un techo dorado de paneles tridimensionales, esculturas de árboles directamente talladas en las paredes y un maravilloso vitral con una escultura de Sant Jordi, patrón de los catalanes.
La distribución de la casa se modificó en algunos lugares, para adaptarse a las necesidades de los nuevos propietarios, como en todos los baños y en la cocina. Se instalaron ventanas nuevas o más grandes cuando era necesario, incluyendo un acceso adicional al jardín desde el comedor . El garaje no era del tamaño adecuado para el coche de los nuevos propietarios, lo que condujo a un rediseño de parte de la fachada de la calle, con el fin de crear espacio adicional y una apertura un poco más grande. La valla de Corten de estilo orgánico también fue un diseño de ZEST, inspirada en las esculturas de los árboles en el hall de entrada.
El propietario original era escultor y diseñador gráfico, su estudio situado en la planta superior, se convirtió en el dormitorio principal, que está diseñado como una lujosa suite con un baño y sala de estar con chimenea. La fachada industrial original fue sustituida por una serie de ocho ventanas. Junto a esta suite se encuentra una gran oficina doméstica. En esta planta superior, los nuevos propietarios sentían que la casa había sido curiosamente privada de las increíbles vistas. Así que ZEST aportó la solución: la creación de un «mirador», una pequeña terraza desde donde se pueden admirar las vistas de casi 360 grados sobre la ciudad de Barcelona.