En pleno corazón del Casco Antiguo de Barcelona, encontramos un bello edificio catalogado por Patrimonio Arquitectónico que data de finales del siglo XIX. Una pareja sueca encontró un ático en este edificio con mucho potencial, pero en un estado que no dejaba a penas percibir sus grandes posibilidades.
La vivienda cuenta con unos 75 m2 útiles que, inicialmente, se distribuían en un largo y oscuro distribuidor que daba paso a múltiples y pequeñas estancias. El resultado era una vivienda muy compartimentada y oscura que no satisfacía las necesidades de los clientes.
Los propietarios deseaban abrir este espacio para poder disfrutar de la luz de sus siete balconeras exteriores, crear mucho espacio de almacenaje y exposición de arte, dos dormitorios con baño en suite y un espacio de estar amplio y diáfano con una cocina de ensueño. Se realizó un espacio central de sala de estar-comedor diáfano con una bella cocina abierta de madera maciza de roble y una isla con sobres de mármol blanco Macael.
En los dos extremos de la vivienda se han situado cada uno de los dormitorios con un baño integrado en cada uno de ellos. De este modo se ha recuperado la gran luz natural que poseía el piso y se ha aportado amplitud. Uno de los requisitos de los clientes era la creación de mucho espacio de almacenaje. Se aprovechó el muro que daba a un patio interior para centralizar el paso de todas las instalaciones, que ahora quedan escondidas en un elegante armario, que integra también la puerta de acceso principal a la vivienda y una puerta pivotante de espejo a la zona de lavado. Este armario se diseñó para que cumpliera distintas funciones a lo largo de la estancia central. Un armario con mucho que contar, que esconder y que mostrar al mismo tiempo.
El pavimento es parquet de roble macizo sin barnizar. Excepto en la zona de la cocina, que se ha recuperado el pavimento de mosaico hidráulico original. Los baños se han realizado íntegramente en mármol travertino mate apomazado. Incluidos platos de ducha, alacenas y lavamanos a medida. Todas las instalaciones se han renovado y el sistema de calefacción es por suelo radiante. El resultado es un espacio diáfano con raudales de luz. Un espacio donde el tacto puede sentir la belleza de la madera maciza combinada con los colores claros del mármol y el lacado de los armarios.