En un enclave privilegiado de las afueras de la población de Tossa de Mar en la Costa Brava, encontramos una pequeña vivienda unifamiliar aislada que se asentaba en lo alto de una pequeña colina con vista al mar y rodeada de naturaleza.
La casa, que es la segunda residencia de una familia, no fue objeto de intervención de ZEST, pero sí lo fue su jardín y su piscina que se encontraban en un grave estado de degradación. La piscina había estado en desuso durante las últimas décadas y el vaso necesitaba reparación, el jardín como tal, era inexistente, encontrando una masa de vegetación autóctona que había crecido salvajemente durante los últimos años.
Prácticamente no quedaba nada de lo que hacía décadas habían sido pequeñas zonas pavimentadas y la conexión de casa-jardín y piscina era inexistente. EL primer requisito fue conectar la casa con ese espacio privilegiado y con esas vistas al Mar Mediterráneo, creando distintas zonas de estar a distintos niveles para salvar el desnivel existente. Se crearon 3 terrazas a distintos niveles conectadas con pasos pavimentados y los desniveles se conectaron con jardineras para la plantación de especies con bajo requerimiento de riego. La primera terraza es una zona de circulación que conecta todo el perímetro de la casa, la segunda una zona de comedor exterior con una pérgola y la tercera la zona de la piscina.
La piscina necesitaba una completa reparación. El vaso tenía innumerables fisuras y su baldosín era prácticamente inexistente. Se reparó el vaso, se creo un desbordante para el efecto de infinidad con el mar y se creo una nueva zona de playa con piedra caliza de la zona.
Para el cliente era de suma importancia que se tuviera una visión directa al mar desde cada una de las distintas zonas, que se utilizaran materiales y tonalidades propios de la zona y que se conservaran todos los árboles existentes de mayor tamaño. La propuesta es respetuosa con el entorno privilegiado en el que se emplaza y conecta casa y jardín con la infinidad del Mediterráneo.